martes, 1 de marzo de 2016

Televisión a Color

¿Cómo soportar?

¿Cómo observar y quedarse quieto mientras destruyen lo poco que quedaba de este endeble cuerpo?

Las hormigas van subiendo una a una hasta entrar por los orificios de mis ojos y ahí guardar toda la evidencia para presenciarla ante mí eternamente como un espectáculo talk show en el que el único que no sabe actuar soy yo. Sonriendo donde no debo, llorando cuando no me lo indican, gritando cuando el guión marca un silencio interminable.

Las hormigas en los ojos me impiden ver lo que me imprime la pantalla y las oigo reír, carcajearse, como pequeños cinceles en la roca de mi cerebro inerme. Y la gente se ríe entonces aun más y en sus casas cambian el canal por lo patético y la mala señal de la imagen: un yo borroso, sibilante, punteado, indefinido, una comida al día, manchas bajo los ojos de vigilia adormecida y entonces el canal cambia y ya no veo más que las patillas escalándome por la retina.

En ocasiones se duermen y oigo la voz de aquel que yo soñaba y repetimos sueños, fingimos que la casa oscura sigue en pie sonriéndonos de ventana a ventana como con cara de bienvenidos a casa, tras años del adiós, y nos abrazamos y bebemos las bebidas más frías y ahora reímos, pero reímos tanto que una primer hormiga se despierta y con ella las demás, para volver a observar, desde el fondo de mis ojos, las borrosas pruebas de mi añejamiento, mientras él viaja por el angosto fiordo de angustia de sus años pequeños.

La pantalla nuevamente se enciende y vuelvo a fallar mi actuación.
Y luego con el control el botón, y sangro, el botón, y sangro, el botón, y sangro, el botón.

domingo, 31 de enero de 2016

Parpadeo

I
Un ave se planta.
Se eleva el árbol, como un dios,
Extiende sus manos, las alza.
El ave sobrevuela.


II
Anido en tu copa,
El viento nos sopla, es una danza
De llamas gélidas que chillan
¡No te vayas!, ¡no te vayas!, ¡no te vayas!
Y vuelvo a gritar y danzo y sobrevuelo
Y te mueves.

III
El ímpetu desde tu raíz,
Tu contacto con granos de temple seca.
Te mojas, creces en tu humedad, me empapas en ti.
Mis garras encuentran suelo
En tu corteza
En tu piel
Grazno al lago infinito
¡Nos amas!, ¡nos amas!, ¡nos amas!

IV
El hombre de estaño
Como hormiga a su hoyuelo
A tus faldas deja carbón
Y pólvora,
Error y benceno.
Ave ciega que se baña con sol,
Sin mirar bajo su eclipse
La montaña ígnea y doliente.

V
No soy rapaz en jaula
En tus hojas
Surqué
En tus crestas
Confundiendo el calor,
Las llamas, las llamas, nos amas.

VI
Veo tu esqueleto negro
Mi nido perdido
Espacios serán los que flote
Esperando a oír nuestro arrullo,
Nuestro suspiro.